Se
logran otros acuerdos humanitarios. Se defiende la vida mediante
la palabra. Diálogos, acercamientos, reuniones semanales
del consejo de conciliación en pleno o de su comité
de impulso, se hacen movilizaciones en casos de amenazas,
o ante un hecho de guerra, marchas simbólicas, desarrollo
de proyectos.
Con otro nombre, pero con la misma esencia, el proceso de
San Luis, retoma y avanza en sus objetivos en compañía
de varios pueblos del oriente antioqueño que se animaron
a alzar la voz para tomar decisiones conjuntas y pedirles
a los grupos armados respeto por su decisión de trabajar
en comunidad en paz, a través de las Asambleas Comunitarias
para Conciliación y el Desarrollo Social.
En
Antioquia hay Asambleas Comunitarias en varios municipios
entre otros en :
El Carmen de Viboral San Luis, Sonsón, San Francisco,
el corregimiento de Aquitania, Granada, Guatapé, Marinilla
y San Vicente. En el mes de octubre de 2001, los habitantes
de san Luis se declararon en Asamblea Permanente ante las
amenazas de los grupos armados de atacar todo lo que esté
a cien metros a la redonda de los comandos de policía
del oriente antioqueño.
o
Samaniego Territorio de Paz (Nariño): La administración
Municipal de Samaniego del período 1998-2000 frente
a la problemática existente con la presencia de actores
armados generando violencia indiscriminada y la llegada de
los cultivos de uso ilícito, abanderó la declaratoria
de Territorio de Paz, teniendo en cuenta que la comunidad
a partir de sus organizaciones podría apoyar y generar
un proceso benéfico para la región.
Por
esta razón la población de Samaniego, deciden
contrarrestar las actitudes de conflicto, la corrupción
administrativa de años anteriores, la desinstitucionalización
y olvido del Estado, los permanentes ataques y hostigamientos
de la guerrilla y las diferentes formas de violencia; llevando
a cabo todos los esfuerzos posibles para comenzar a construir
una cultura de diálogo, concertación y generar
espacios de participación.
Mediante
un acto público los habitantes de Samaniego deciden
Declararse Territorio de Paz, el 23 de Enero de 1998 y desde
ese mismo momento las instituciones públicas, privadas,
educativas y la comunidad en general asumen el compromiso
de convertirse en verdaderos Constructores y Constructoras
de Paz.
A
estos ejemplos habría que sumarles las experiencias
de paz de Aguachica (Cesar) y su consulta por la paz el 27
de Agosto de 1995, La Asociación de trabajadores campesinos
del Carare ATCC (La India) en el magdalena medio, a las comunidades
de La María y los pueblos indígenas del Cauca
(2000-2001), a Pensilvania Comunidad Viva en Caldas, a la
Asamblea Constituyente Municipal de Floridablanca en Santander
(2001-2002), a los Municipios de Paz del Alto Ariari en el
Meta, a Tocaima Municipio saludable y territorio de paz en
Cundinamarca, a Cerinza Territorio de Paz en Boyacá,
A la localidad cuarta de San Cristóbal en Bogotá,
a los colegios, escuelas, oficinas, parques, templos, bibliotecas
declarados por sus habitantes territorios de paz, a los infantes
del movimiento de niños y niñas por la paz nominados
al premio Nóbel de paz y a los millones de Colombianos
y Colombianas que nos comprometimos a ser constructores de
paz cuando depositamos nuestro voto en el Mandato por la Paz,
La Vida y la Libertad en 1997.
Los
anteriores ejemplos de autonomía ciudadana, resistencia
civil, neutralidad activa, territorios de paz, son el camino
a seguir que nos muestra la sabiduría comunitaria que
no se resigna a continuar dejando la construcción de
democracia, justicia social, participación ciudadana,
gobernabilidad, desarrollo, equidad y paz a los actores armados
y a la tradicional dirigencia política del país,
si no que se propone y le apuesta a la construcción
de la paz desde la reconciliación, el respeto, la tolerancia
y la vigencia de los Derechos Humanos.
Este
es el país que reclama respeto a sus procesos y comunidades,
este es el país que reclama una salida política
negociada al conflicto armado, que exige tregua, cese al fuego
y de hostilidades, que reclama la aplicación sin dilaciones
del Derecho Internacional Humanitario, que exige la presencia
del Estado no como sinónimo de fuerza, si no como compromiso
de desarrollo, inversión social, democracia y justicia.
Este es el País que no quiere mas armas, si no cobertura
en salud; que no quiere mas destrucción de su infraestructura,
si no propuestas de desarrollo sostenibles; que no quiere
ver a sus hijos como carne de cañón, los quiere
en las escuelas, colegios y universidades; que no quiere mas
guerra, que no quiere mas masacres, desapariciones y secuestros,
que reclama a sus desplazados, que exige el cese de la carrera
armamentista de izquierdas y de derechas, que quiere la paz
para hoy como requisito indispensables para continuar construyendo
un futuro posible para un pueblo que quiere recuperar la dignidad
y la palabra.
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