También
la ayuda se hace en un contexto de reducción
de la ayuda: somos concientes aunque a veces estamos
en Monterrey todos los países y entendemos que
son buenas noticias las que de allí llegan- de
que en las ultimas décadas la constricción
de la ayuda ha sido evidente, por motivos lógicos
de crisis económicas en nuestros países
en algunos casos, y luego una tendencia que no se ha
instalado y no cambiado cuando ha venido un momento
más boyante o de fase de crecimiento en esos
países.

Teniendo en cuenta que los propios países en
conflicto, como es el caso de Colombia, ven reducidos
sus propios incrementos económicos: se habla
de 2 a 3 puntos del PIB de reducción, precisamente
derivado del conflicto, hay estudios sesudos que los
catalogan entorno del 2,2 hasta 3,5. En resumen, se
produce menos desarrollo por causa de los conflictos
y los gobiernos y los organismos internacionales, precisa-mente
por el conflicto, disminuyen sus inversiones en desarrollo.
No
creo que las condiciones de pobreza justifiquen por
sí solas una violencia o un conflicto; creo que
las causas por el contrario suelen ser muchas y suelen
ser desde luego causas estructurales e interconectadas.
Estoy absolutamente convencido de que la pobreza es
un excelente caldo de cultivo para que se produzca el
conflicto. Y esto lamentablemente no lo digo yo; ayer
tarde se lo escuché al presidente de los Estados
Unidos en un cambio importante después de la
declaración de la cumbre de Monterrey. Creo que
para ahondar en estas tesis hay que decir que algunas
veces el propio crecimiento económico genera
el conflicto: la inequidad en el reparto de los beneficios
de un crecimiento económico en algunos casos
es el detonante de un conflicto, y en consecuencia es
muy importante tener claro que pobreza y conflicto no
son una implicación necesaria.
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Ahora
bien, toda situación de pobreza es más
susceptible de generar un conflicto. El problema es
el de siempre: el circulo vicioso, y no estoy descubriendo
nada, que desde luego dice que a falta de desarrollo
hay más posibilidades de realizar un conflicto,
y cuando éste se inicia, él mismo impide
el desarrollo creando así un circulo vicioso
que es muy difícil de atajar por los gobiernos
y por la cooperación internacional . No creo
que las condiciones de pobreza justifiquen por sí
solas una violencia o un conflicto nacional.
CONSIDERACIONES
AL CONFLICTO COLOMBIANO:
1.A
mi modo de ver, y al del país que represento
y de muchos otros países y de la cooperación
internacional, la solución del conflicto
colombiano es casi exclusiva de los colombianos.
Los demás podemos acompañar, colaborar,
de alguna manera facilitar, pero insisto, es una
cuestión que sólo a ustedes les
compete.
2. La cooperación internacional, no para
el conflicto sino para todo, no es una solución
en sí misma, no es la causa única,
que en cualquier caso puede solventar algo. Siempre
hablamos de que para la cooperación son
necesarios: muchísimo rigor, método
y planificación, profesionalismo, recursos,
tiempo, suerte, y todo ello para conseguir unos
resultados limitados. No nos engañemos:
ésas son las posibilidades de la cooperación
internacional.
En el conflicto colombiano, tiene una génesis
bastante complicada, da la sensación que
además de problemas de pobreza hay otros
muchos factores que intervienen en el mismo. Y
entre ellos quería destacar uno, que es
el de los copiosos recursos que se mueven en torno
del propio conflicto y que no favorece de modo
alguno su solución.
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